
¿Te preocupa el comportamiento de tu hijo? ¿Habla y se mueve sin parar?
Es posible que sufra TDAH. Aprende cómo puedes ayudarlo a controlarse.
En un artículo anterior ya escribí que no me gusta etiquetar a las personas, y eso es lo que está pasando en el ámbito educativo en los últimos años con el concepto de “Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad”, conocido como TDAH. En mi opinión como maestro se ha utilizado este término como un cajón de sastre para diagnosticar a unos niños y niñas cuyo comportamiento tanto en la escuela como en casa se sale de lo común para su edad.
Su tratamiento no es fácil. A parte del tratamiento psicológico y psicoterapéutico, uno de los más utilizados es la administración de fármacos (estimulantes o no estimulantes) que ayudan a los niños/as con TDAH a la elaboración de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina, cuya producción irregular genera este trastorno. Es como darle “la pastillita para que esté tranquilo”. Por una parte entiendo a las familias que encuentran en este remedio una solución a este problema. Pero por otra parte me pregunto ¿Es esta la única solución o la más aconsejable? ¿Se ha hecho todo lo posible con ellos? Piensa que estamos hablando de medicación en niños.
¿Qué le ocurre al niño/a para comportarse así?
Según los estudios, son múltiples las causas que provocan el TDAH. Se trata de factores de tipo biológico (genética, bajo peso al nacer, consumo de tabaco y alcohol de la madre durante el embarazo…) y factores de tipo psicosociales (pobreza, malnutrición, exclusión social, violencia en el hogar…).
¿Qué caracteriza a un niño/a con TDAH?
Muchos de los comportamientos característicos son normales en la mayoría de los niños y niñas de su edad pero la diferencia es que en los niños con TDAH, estos síntomas tienden a no disminuir según se van haciendo mayores. Estos son algunos rasgos característicos de un niño/a con TDAH:
- No puede permanecer sentado durante mucho tiempo.
- Está siempre en movimiento, incluso cuando está sentado.
- Corre o salta excesivamente, toca cosas que no debe y no distingue el peligro.
- Tiene dificultad para mantener la atención sobre un tarea y estar tranquilo o en silencio. Suele hacer ruidos o hechos triviales.
- No parece estar escuchando cuando le hablas.
- Habla en exceso, interrumpe conversaciones e incluso se mete en los asuntos de los demás.
- Primero hace y después piensa.
- Es impaciente.
- Le cuesta seguir instrucciones u órdenes, no presta atención a las tareas y comete errores porque se distrae con facilidad.
- Tiene dificultades para organizar y priorizar sus tareas y actividades, olvidándose y perdiendo con frecuencia el lápiz, el cuaderno, los juguetes…
- Muestra escasa tolerancia a la frustración.
- Suele ser indisciplinado.
¿Qué puedo hacer si mi hijo/a presenta estos síntomas de TDAH?
Lo primero que recomiendo siempre es hablar con su maestro/a y pedir ayuda a los especialistas y a los profesionales médicos. Ellos serán los encargados de llevar a cabo una evaluación, un diagnóstico y unas pautas a seguir. Es fundamental que los especialistas distingan los trastornos propios del TDAH de aquellos trastornos que se asemejan o que se asocian al TDAH: trastorno oposicional, trastorno de la conducta, trastorno del humor, trastorno del sueño, trastorno del aprendizaje o ansiedad por separación de los padres, entre otros.
Pero independientemente de lo que nos aconsejen, hay unos consejos que podemos llevar a cabo en el hogar para mejorar la atención del niño/a y reducir su hiperactividad:
- Marcar pocos límites, pero que sean estables, de uno en uno y hasta el final.
- No consentir los comportamientos fuera de lugar.
- Definir una serie de consecuencias y premios para ciertos comportamientos. Con ello podemos aumentar su disciplina.
- Ayudar a terminar una tarea dividiéndola en pasos menores.
- Aumentar la estructura y el orden de la casa.
- Establecer rutinas predecibles en casa y en el colegio para que aprenda a estructurar el tiempo.
- Eliminar ruidos y distracciones cuando esté inmerso en una actividad.
- Motivar.
No es la única barrera con la que se pueden encontrar nuestros alumn@s y hij@s en su infancia y en su proceso de aprendizaje. Además del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDHA) también encontramos niñ@s con trastorno específico del lenguaje (TEL) o Síndrome de Asperger o con o dificultades de aprendizaje. Pero no te alarmes. Todas las personas, y digo todas, tiene además de sus barreras, sus fortalezas.
Como padre o madre de un niño/a con TDAH es normal que tengas sentimientos de frustración, tristeza, culpabilidad, estrés, baja autoestima o desconfianza en tus habilidades como padre/madre. Por este motivo, puedes informarte en la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al déficit de Atención e Hiperactividad. Cuanto más informado estés y más ayuda pidas para elaborar un programa integral y multidisciplinar, adaptado a las características propias del niño/a, más fácil será tratarlo con éxito.